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Motu proprio 3

Mario Domínguez Parra

 

 

 

La sección de traducción de este tercer número de La Salamandra Ebria está, casi en su totalidad, dedicada a diversas reflexiones sobre el oficio. Como coda, presento también traducciones de poesía portuguesa. 

 

Jesús Negro se dedica sobre todo a la traducción de ensayos. Aparte de su texto, me impresionaron dos cosas: que cotradujo, junto con Francesc Pedrosa Martín, un libro de Ibram X. Kendi, (ensayista y uno de los grandes estudiosos del racismo en Estados Unidos), Marcados al nacer, y que corrigió la traducción Los europeos, de Orlando Figes (a cargo de María Serrano Giménez), cuya lectura no veo la hora de acometer (otro tema que podríamos tratar en futuros números de la revista: la corrección de traducciones). 

 

Por primera vez en la sección, y espero que no sea la última, publicaremos en la sección un texto escrito en catalán (ya estoy barruntando, para próximos números, a quiénes les pediré textos sobre traducción escritos en gallego), a cargo de Dolors Udina, que traduce también al castellano. Impresiona la lista de autores que ha traducido, tanto al catalán como al castellano. Pero lo que me hizo pedirle un texto para este número fue la publicación de un libro que tradujo del francés y que ansío leer: Traduir com transhumar, de Mireille Gansel. Su texto es un deleite, que trata sobre todo de su experiencia como traductora de este libro.

 

Andrés Ehrenhaus es un escritor y traductor del que ya había leído estupendos textos sobre el oficio en el blog (para mí, de obligada lectura) Club de Traductores Literarios de Buenos Aires. Hace un tiempo publicó los sonetos de William Shakespeare, primero en traducción, digamos, más ortodoxa y luego en forma de haiku. En este brillante ensayo que presentamos aquí describe su trabajo de concisión extrema a la hora de embutir en el lecho de Procusto japonés los sonetos de The Bard.

 

Hace un par de años, la editorial Sexto Piso publicó la primera traducción íntegra de The Cantos, de Ezra Pound, a cargo de Jan de Jager. Leí algunas de sus traducciones del magno poema poundiano, que había ido publicando en su muro de Facebook antes de que finalmente se publicase el libro. Eso me sirvió de acicate para terminar de leerlo (la edición que tengo es la de New Directions). Me había quedado atascado en «The Pisan Cantos», algunos de cuyos cantos, por otra parte, están entre mis favoritos. En esta ocasión presentamos una magnífica reflexión sobre la traducción de un poema de E.E. Cummings. 

 

Como coda, publicamos una selección de poesía portuguesa traducida por Javier Hernández Fernández, cuyo trabajo es de lo más interesante. Ha dado a conocer en Portugal, por medio de una antología traducida de su autoría, a diversos poetas canarios y ha traducido al castellano a diversos poetas lusófonos. También ha mostrado un enorme interés por la crítica literaria y ha escrito diversos trabajos en los que muestra su preocupación sobre la existencia, o no, de la crítica literaria en Canarias. 

 

 

 


Mario Domínguez Parra

 

Mario Domínguez Parra (Alicante, 1972) ha publicado, entre otras, las siguientes traducciones: Reyezuelo aparición, de Maureen Alsop (2011); Escritos breves, de James Joyce (2012); La sombra de Sirio, de W. S. Merwin (2013); Templo del mundo, de Yannis Yfantís (2014); Los cuerpos de los griegos, de Kostas E. Tsirópulos (2015); Mawqif, de Pierre Joris (cotraducido con Joseph Mulligan, 2015); Almas rotas, de Nikos Kazantzakis (2016); La irrealidad submarina (1993-2015), de Costas Reúsis (2017); Recitativo o la educación del poeta, de James Merrill (2017); El horror de una parodia. Tres discursos sobre Amanecer Dorado, de Savas Mijaíl (2019); Dos diarios: La poesía y el Hades: Pierre Emmanuel y Grecia / Rastreo: Viaje a Jerusalén, de Ioanna Tsatsos (2019); El unicornio y el delirio, de Anguelikí Koré (2019).