Laura Giordani
***
Sin itinerario
solo por imantación
hasta el lugar que guarda
la penumbra justa
de las gestaciones:
esa fecundidad
de lo no expuesto del todo.
hubo claridad
de ojos semiabiertos
sangre dispuesta
a lo inesperado.
***
Que las lágrimas hagan su trabajo
con las palabras enterradas
escribir será una súbita floración
en la rama calcinada
esa altura donde los árboles
lloran los incendios.
Quedarse allí
sustraída de la podredumbre
convenida.
Fracturar la senda de las palabras
extremar sus límites y resistencias:
no más diques púrpuras en el pulso
no más que estas manos rendidas.
***
Inaugurar un tiempo sin gravedad:
caer hacia arriba, dijiste.
Árboles invertidos
huyendo del mandato
de la raíz, de las órbitas
pesadas, desasidos
por primera vez.
Hágase en mí a través de las semillas
ensimismadas en lo que portan.
El camino inverso, la ignición,
las particiones.
Sin poder ver lo que vendrá.
Déjate caer sin miedo,
abre las manos
no creas en lo increíble ahora.
ANAHATA
Inclinarse niña adentro [23º 17’]
Tu mano pajarito sin peso
—ese peso insoportable de lo limpio—
entre mis manos:
las ahueco hasta la inclinación
precisa
de nuestra infancia.
Mira cuánta sal en los dedos
por no haber dicho a tiempo lágrima.
Me miro en tus ojos-míos
mis ojos-tuyos:
agüita de charco recién llovido
menta arrancada del corazón.
Espacio y tiempo colapsan
en nuestro abrazo
—trapito tibio para tanta pérdida desde que dejé este patio.
Vengo desde nuestro futuro
a ahuyentar la nostalgia:
malsana arboleda floreciendo adentro
jilguero reseco que todavía canta
[Verás cómo respiran los eucaliptos del monte
sin miedo.
Niña que se quedó esperando
en un pliegue del miocardio:
no más pájaros muertos camino a la escuela
en tu garganta la extraña ave
que me des-cor-rompe
—molécula a molécula—
y agujerea con su vuelo este falso cielo.
Dame lo intacto
el barro primero
habla un lenguaje que no sea adquisición:
palabras-lepra-de-lo-vivido
ajena todavía a esta violencia
adulta de nombrar.
Canta la canción olvidada
su rosado definitivo
como cicatriz del vientre
o la marca de agua
en la fachada de la casa.
Tiempo de cerrar los ojos
tiempo de escribir con tus manos
—atorada de pájaros y pétalos—
decir:
estoy perdida
regreso con la afasia de los recién perdonados.
Ya no recuerdo cómo partir el Uno en pronombres.
***
Hemos de caminar sobre la faz de esta tierra muy despacio, lentos,
y con mucha suavidad, pues está hecha con la piel de cada muerto.
Abu Al-Ala Al-Marri
Toda demolición requiere su música, toda fila que avanza mientras el pianista toca Cantos del alba de Schumann, hasta las reses se apaciguan, avanzan con la promesa de pasturas lejanas, hechizadas por la lírica; si, todo derrumbe requiere su música. Y sus poetas.
Ahora, habla de la inclinación de la hierba, del temblor de la hoja antes de precipitarse.
Ahora canta, si puedes.
***
En un taller de Bangladesh
una niña menstrúa por primera vez
frente a una máquina de coser.
Mírate bien en los escaparates
hasta no tener ninguna duda:
tu vestido sangra.
***
Has girado la cámara
y ahora compartes tu selfie
mientras el padre anciano
agoniza a solas
al fondo de la casa.
Escucha cómo enloquecen las abejas
se extenúan intentando fabricar
panales en témpanos.
También los pájaros
las ballenas
tus hijos deambulando al amanecer
por avenidas electrónicas
sin norte
sin cobertura.
Sin tierra suficiente
para enterrarte.
Invertí la cámara y me vi muerta
con la ciudad de fondo.
***
Mientras librábamos batallitas en el significante
ellos ingresaban en la semilla
nos hacían repetir diversidad
mientras iban eliminando escrupulosamente
las huellas dactilares
las marcas de agua
la historia
y creaban una patente
para el árbol de la infancia.
Algo no quiere morir
no todavía.
Huérfanos de árbol, de símbolos,
de casa
sin plegarias
bajo un cielo usurpado.
***
Decía el nombre de cada planta
equinacea lavándula artemisa
y de alguna manera se tranquilizaba.
Nombrar para no quedar desnudo
frente a un mundo sin nombres.
Habrá que inventar una antibotánica
que desdiga los herbarios
la anatomía forense de las nervaduras.
Hemos trizado el mundo con palabras.
Tiempo de escribir sin manos:
como quien pisa la tierra recién llovida
o se hunde en un cielo primero.
***
Salgo a ver en el humo
de la casa arrasada
contigo
Antonio Méndez Rubio
Quedarse
con lo que ardió
abreviado en un puñado de cenizas
—todavía tibias—
devueltas a la tierra para abonar
los árboles que todavía resisten de pie.
El fuego consumió la hojarasca
que asfixiaba la savia.
[Compasión por todo lo que nace para desaparecer
—inocentemente aniquilado.
Pronuncio las palabras detenidas
se elevan hacia un lugar
donde la saliva no se corrompe
amamantadas sólo de azul
lejos de los circuitos cinerarios.
[Compasión por cada lágrima no
llorada
por cada invocación de la
lluvia
desde el interior
incalculable de la piedra.
Con cenizas y saliva dibujas la casa viva
como era antes
—como nunca fue.
Respiras como quien abre las ventanas
de una casa quemada borrando
con cada inhalación las marcas del daño.
Las sienes se abren a una luz jamás estrenada
una luz arterial que distiende las paredes
y las deja latir de nuevo:
el perfume a duelo se va
deja espacio a lo ileso.
[Vértigo del verde escandaloso
de las briznas que se atreven a asomar
escándalo su pura indefensión.
Sumerjo el corazón en agua de cuarzo
y sal rosada bajo el primer sol
de la mañana
lo cubro con miel
le canto un himno
de duraznos invictos:
La tierra que no está en ninguna parte
esta es la verdadera patria.
Déjate caer
ya todo pasó
descansa.
[Saturnal]
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* Poemas procedentes de Manca terra (2020, La Garúa).
Laura Giordani
Laura Giordani. (1964, Argentina) Ha publicado Materia Oscura (2010, Baile del Sol), Noche sin Clausura (2012, Ediciones Amargord), Antes de desaparecer (2014, Ediciones Tigres de papel), Una lengua impropia (2014, Ediciones del 4 de Agosto, Planeta Clandestino), La infancia que nos aguarda (2016, Ejemplar Único, Colección Poética y Peatonal), Manca terra (2020, La Garúa Ediciones) y las plaquettes Celebración del brote (2009, Zahorí-Poesía en minúsculas), Las varas del zahorí: poemas de la sed (2013, Fundación Inquietudes) y Monte adentro [imantaciones] (2018, Las hojas del baobab).